Los sucesores de la última generación quieren una “revolución pacífica”

Del viernes al domingo se debatirán cuestiones claves de la democracia y la sociedad ante el Bundestag alemán en Berlín. Por iniciativa del grupo Nueva Generación , surgido de la Última Generación, un comité de 60 ciudadanos formado por sorteo se reúne en una carpa tipo cúpula. El objetivo del evento de tres días es formular principios para una nueva generación de democracia.
El llamado Parlamento Popular se considera una respuesta a la creciente insatisfacción de mucha gente con el sistema político existente. En vísperas de la reunión, representantes y partidarios de la iniciativa expresaron críticas sobre el estado de la democracia actual. El ex miembro del SPD en el Bundestag Marco Bülow criticó especialmente la creciente influencia de los intereses económicos en las decisiones políticas. La llamada competencia de ideas, que debería ser parte de la democracia, ha sido reemplazada por “intereses de lucro y tácticas de partido”. “El Parlamento en el que trabajé hace 19 años ya no es el de hoy”, afirmó Bülow.

La idea del foro seleccionado aleatoriamente pretende contrarrestar este desarrollo. Personas de distintos orígenes deberían poder dialogar sin presiones partidistas. El iniciador Jascha Rohr, filósofo y experto en procesos de diseño participativo, ve el evento como un intento de actualizar el “sistema operativo de la democracia”, que ha permanecido prácticamente inalterado durante décadas. Las formas de expresión creativas y emocionales también deberían encontrar su lugar, así como los elementos clásicos de discusión. En términos de contenido, el Parlamento Popular debería centrarse principalmente en la cuestión de cómo se puede reducir la influencia del dinero en la sociedad y la democracia.
Emma Dorow, activista de Nueva Generación, también señala la gravedad de la crisis climática y la división social. La “crisis de la democracia” también exige un cambio fundamental: “Este sistema se derrumbará como un castillo de naipes”, afirma, y pide una “revolución pacífica y democrática”. Esto debería llevarse a cabo en forma de órganos adicionales orientados a los ciudadanos, como el Parlamento Popular.
Lars Werner, también parte del movimiento, enfatizó la importancia de la protesta y el debate pacífico. Se trata de animar a la gente a participar, generar confianza y trabajar juntos por un mundo mejor. Las críticas al proyecto también son bienvenidas: son parte del proceso democrático.
Berliner-zeitung